— Oye, ¿dónde está Marina?
— No está en su escritorio.
— Ahora recuerdo. Está en su casa.
— ¿Está enferma?
— No, llamó en la mañana. Está muy cansada.
— Pues yo también estoy cansada.
— Pero estás aquí. También los jefes están hoy aquí.
— ¡Creo que Marina está en problemas!