La Alhambra es un conjunto de palacios y fortificaciones que se encuentran en la ciudad de Granada, en el sur de España. Es uno de los monumentos más famosos del país, con más de dos millones y medio de visitantes al año. Fue construida en el siglo XI, durante la ocupación musulmana de la Península Ibérica (entre los años 711 y 1492), con el objetivo de defenderse de los ataques cristianos en el periodo histórico conocido como “La Reconquista”. Por cierto, en árabe la palabra Alhambra significa “fortaleza roja”. Este nombre puede deberse al color rojizo que tenía durante su construcción, ya que los trabajadores se iluminaban con antorchas por las noches.
La localización estratégica de la Alhambra, sobre una de las colinas más altas de Granada, cumplió una doble función, tanto de residencia de los reyes musulmanes, llamados emires, como de fortaleza defensiva. Así, dentro de sus murallas hay varios palacios y zonas dedicadas a tropas militares, listas para rechazar los ataques cristianos. Su aspecto exterior presentaba la apariencia de un castillo amurallado, mientras que en su interior se encontraba una rica decoración y comodidades que pocos edificios tenían en el siglo XII como agua corriente, fuentes, huertos y habitaciones lujosas.
A lo largo de su vida, la Alhambra ha sido residencia tanto de emires musulmanes como de reyes cristianos. Por ejemplo, el emperador español Carlos V ordenó construir un palacio dentro de uno de sus patios. También fue un polvorín que usó Napoleón Bonaparte durante las guerras franco-españolas. Cuando Napoleón se retiró de España en 1812 ordenó volar la Alhambra con explosivos. Afortunadamente, un soldado español consiguió que no fuera completamente destruida. Desde 1870 es “monumento nacional” y gracias a muchos años de trabajo de restauración, hoy en día puede ser visitada prácticamente en su totalidad.